
No conozco Santa Fe, ni siquiera de pasada, lo cuál puede no acreditarme para hablar de Puerto Gaboto, o Gaboto simplemente. Igualmente voy a hablar de lo que estuve leyendo en estos días: Sebastián Gaboto, Italiano que trabajó para la corona española allá por la década de 1520, fue un loquito, expedicionario como su padre, ambicioso también, tenía que llegar a Molucas, era uno de sus primeros objetivos, pero la belleza rioplatense (y el rumor de oro desparramado por Juan Díaz de Solís) hicieron que se quedase en estas tierras hasta 1530. Lo importante de este explorador, que bien podría haberse llamado Gabriel Mariotto, es que fundó el primer asentamiento español en lo que hoy es nuestra querida República Argentina. Gran hazaña la de este hombre, 20 casas Reales a orillas del Río Coronda, casi en la desembocadura hacia el Río Paraná (a 60 Km. de Rosario). Lo denomino Sancti Spiritu, (amén de que era católico) simplemente porque cuando termino de construir el fortín era Pascua. Lo que más me inquieta es que Sancti Spiritu fue destruida por las tribus Coronda y los Chanás, algunos dicen por una disputa amorosa entre una de las integrantes de la expedición de Gaboto y los caciques de la zona (consta en poemas españoles de esa época). La cosa es que los Chaná Timbúes, que agrupaban todas las comunidades del litoral argentino (incluyendo a los amigos charrúas que no conocían limites contaminantes) se negaron a la presencia española. Hoy después de 481 años queda un sólo hablante con 76 años de la lengua chaná: Don Blas Wilfredo Jaime, jubilado de vialidad nacional, descubierto chaná publicamente hace sólo 5 años. Pedro Viegas Barrios, lingüista del CONICET investigó sobre la veracidad de esta lengua y dio por hecho que era la última persona que la conservaba [ver nota página 12], desde entonces la UNESCO junto con una investigación del Lingüista holandés Willem Adelaar incluyen a la lengua chaná como “lengua en situación crítica”. Y como son las enredaderas de la vida que este hombre (destacado por el Honorable Consejo Deliberante de Victoria) junto a su madre escondieron durante mucho tiempo su origen chaná, por vaya a saber que impedimentos sociológicos occidentales modernos. Desde acá esperamos que en Puerto Gaboto, pueblo de unos 2000 habitantes, y de todo el litoral salgan los chanás – timbúes para declararse Patrimonio Cultural Inmaterial de nuestra humanidad. Es decir que como hace más de 400 años los chaná se negaron a la presencia española, hoy los mismos tendrían que negarse a la ausencia de esa negación y gritar lo siguiente: ¡mití ová lantec yañá! (yo hablo la lengua chaná). Aunque la realidad habla de muchos descendientes pero de una lengua definitivamente muerta. Enhorabuena si se aplica la nueva ley de servicios de comunicación audiovisual, a ver si personas como Gabriel Mariotto ayudan con el poder de la comunicación a preservar la decena de lenguas que quedan todavía vivas en nuestro país.
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