viernes, 2 de julio de 2010

Y lo tapo el sol




Tanto en Sudáfrica como en toda Sudamérica fue sólo un segundo. Suárez se imagino en ese segundo su viaje de vuelta, una derrota más para su selección, una más. La imposibilidad de remontar una historia de dos copas, la imposibilidad de igualar la gloria del Pepe Schiaffino, de toda una consagración que campeonato a campeonato iría disolviéndose.

Pero de repente ese segundo paso a ser otro, otro en la incredulidad Ghanesa, reconvirtiéndose en la chispa del sueño, pero de un sueño literal que se vivió sólo en Johannesburgo transmitiéndose a todo el Río de la Plata. Por qué no apelar entonces a la figura del Ave Fénix. Ese fuego incendió a Suárez, pero de alegría, desechando aquel imaginario de tristeza profunda.

Sólo era alegría. Y Abreu picó la pelota poniéndole la frutilla a un fútbol que no necesita de estrategias, de números, de estadísticas, de tecnología para ser FUTBOL. Lo que se vio hace horas en millones de televisores fue Fútbol, Uruguay y Ghana, equipo merecedor de la semifinal, volvieron a mostrarle al mundo que se puede JUGAR al fútbol, competir hasta las últimas consecuencias aunque ni Suárez se lo crea. Es así.

Los del Norte volvieron a mirar a los del Sur. Esta vez no por tragedias, si no por la alegría.

No se puede tapar el sol con las manos, pero si se puede destapar el fútbol con la mano del sol. . . uruguayo.

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