miércoles, 17 de noviembre de 2010

Eduardo Galeano en DQSV



Imperdible. Completa la entrevista que realizó Eduardo Aliverti a Eduardo Galeano el domingo pasado en Radio Nacional:

viernes, 12 de noviembre de 2010

Sobre moderaciones



Que diario no querría que los comentarios de sus notas en las ediciones online sean sólo elogios y majestuosos halagos para los periodistas que escriben. Lamentablemente desde que Internet se convirtió en una herramienta más que importante dentro de los medios masivos de comunicación este tipo de comentarios escasean. Quizá lo más trascendente para un diario o para un periodista tendría que estar ligado con la difusión de noticias y de las opiniones sobre acontecimientos actuales. Una difusión que tenga su correlato en los comentarios de las notas, abriendo el debate y el posicionamiento de las ideas que puede tomar el lector. Pero éstas en gran parte no tienen que ver con eso. Se toman posturas de profundo rencor. Digamos que no son posturas porque no se opina sobre el “tema”, sino que se desvían las cuestiones acontecidas por debates no saldados. Esto es, no haber dejado de lado discusiones coyunturales en los que los argumentos del lector no se correspondan con la realidad. Si en una nota de Infobae.com se informa sobre el sorteo de la Copa América 2011 muchos comentarios van a girar en torno a la “ley de medios K”, articulado esto con el fútbol para todos. Está claro que una opinión y una idea en la mente no puede dejar de hacer relaciones, no se puede dejar de lado, así funcionan las asociaciones que bien podría explicar Freud. Pero cabe resaltar la desviación del tema.
Si se leen los comentarios de las ediciones digitales de lanacion.com, Perfil.com e Infobae.com podemos rastrear que muchos de ellos pueden generar repulsión, no por disenso político-ideológico, sino por los simples características que debe comportar una discusión, aunque sea en términos foristas. El contexto de la nota se transforma, se modifica, para bien o para mal por el correlato que tiene en varios de sus lectores. Así como una situación socio-marginal puede devenir en un show de policías en acción o en un trabajo de inclusión social de la Universidad de Luján.
Se podría intervenir diciendo que mi postura es elitista y que los comentaristas enaltecen la libertad de expresión. Creo que de este modo habría que destacar un par de factores que caracterizan las distintas modalidades de los comentarios. Primero cabe mencionar el anonimato que expresan los comentarios. Es verdad que en dos de los sitios mencionados, Perfil.com y lanacion.com hay que estar registrado de una manera más o menos coherente para que tus datos mínimos puedan ser difundidos. En cambio Infobae.com directamente lo hace a través de Facebook, dejando la libre opción de exhibir la identidad a quién coloque un comentario. Pero esto no es suficiente para hacer desaparecer la calidad de anónimo. Esta calidad se diluye a lo largo de varios comentarios que pueden dejar “las huellas” que ofrece el lector.
Segundo, no se puede dejar de lado la cantidad de acusaciones sobre comentaristas pagos.
Pero dejando de lado esos puntos, si nos ponemos de acuerdo en que los comentarios son necesarios para debatir con la nota, acordar, dejar una expresión o una valoración no agraviante, en fin para que todos puedan contribuir con la libertad de expresión, y ésta idea se cae porque en su gran mayoría los lectores, agravian, deforman ideas, entremezclan conceptos y trabajan la ironía de una forma repulsiva.
Habría que preguntarse entonces:
¿Porque a comentarios como el siguiente, que comporta las características de lo no anónimo, lo no agraviante y lo perfectamente vinculado a la noticia, el moderador lo elimina?:

PIRULO DE TAPA - PÁGINA/12 - 12/11/10

DESCIELO

“El asesino Massera mató a mi abuelo, mató a mi tío, se robó mi casa, mi viña, mis montañas. Mató mi infancia. Hasta tuvo la cobardía de nombrar las calles de las tierras que robó con los nombres de Caridad, Equidad, ¡Justicia! Cuando me enteré de su muerte no hace más de unos minutos me vinieron inmensas ganas de llorar y también de festejar. Pero poco puedo festejar porque ese grandísimo asesino torturador murió en su casa, en cambio mi abuelo Victorio murió de frío mientras lo tiraban al Río de la Plata desde algún avión de nuestra honorable Armada Argentina. No puedo ni siquiera brindar con el mejor vino mendocino, vino que mi abuelo Victorio Cerutti me enseñó a conocer. Siempre que recuerdo esos años no puedo más que llorar. Ojalá que no haya infierno que le abra la puerta. Su alma deberá deambular vaya a saber por cuáles tierras del cielo. Ese es su gran ‘descielo’, como nuestro gran destierro.” (Comentario de María Josefina Cerutti sobre una nota de lanacion.com, primero publicado y después rechazado por un “moderador” del diario.)



jueves, 11 de noviembre de 2010